* ¡Academia Ninja - Jardines! *
Luego de terminar la clase de hoy en la Academia Ninja, salí corriendo hacia los Jardines a entrenar en mi tiempo libre. Me coloqué las vendas sobre mis nudillos y lentamente comencé a golpear una y otra vez un árbol con toda mi fuerza pero, al segundo golpe no podía aguantar más. Una lágrima cayó de mis ojos y suspiré. De esta forma jamás podría volverme un gran hombre, tenía que hacerlo... sea como sea.
Decidí dejar de lado los golpes al árbol y me tiré al suelo a hacer unas flexiones de brazos. Hice una, hice dos, hice tres y caí agotado nuevamente. ¿Pero qué demonios estaba pasando? No tenía suficiente resistencia, tsk.
Sin que me diera cuenta, sonó la campana y tuve que regresar adentro. Al día siguiente, cuando volvió a sonar la campana del "recreo". Salí afuera y me tiré al suelo a hacer otras flexiones de brazos. ¡Esta vez tendría que lograrlo! ¡Me volvería el Shinobi más fuerte del mundo!
Lentamente las fui haciendo mientras mantuve una respiración correcta a base del ritmo. Cuando sonó la campana, me di cuenta de que había hecho unas diez flexiones ^_^.
Me levanté, me sacudí las manos y volví a entrar a la Academia para la siguiente clase. La misma se basaba en el "Taijutsu". Escuché atentamente las explicaciones sobre los grandes hombres que lograron dominar esta rama. Salí de la clase y volví a casa. Le pregunté a mamá donde estaba mi hermano y me dijo que se había ido a entrenar al bosque, por lo cual lo fui a buscar. Una vez en el bosque, no logré encontrar a mi hermano por ninguna parte, por lo cual decidí descansar un rato.
La noche fue pasando y sentía algo de miedo. Estar completamente solo, a la suerte de la naturaleza, no era nada agradable. Me puse lentamente de pie ya que no me podía dormir y suspiré. Me tiré al suelo y comencé a hacer las flexiones lentamente...
Tirado en el suelo por un buen rato, me quedé dormido por el agotamiento. A la mañana siguiente me levanté con demasiada hambre por lo cual volví corriendo a casa. Soporté los regaños de mi madre por no volver durante la noche y me castigó. Solo podía ir a la Academia y volver para comer. Aburrido en mi cuarto, me volví a tirar a hacer las flexiones;
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve diez...
Una, dos, tres, cuatro... cinco.
Y caí agotado al suelo pero con una sonrisa, había mejorado bastante. Me pregunto... qué estará haciendo mi hermano.